martes, 14 de agosto de 2012

Ensayo sobre Pedagogía en relación con la Andragogía


1.     CUESTIONES PREVIAS

Cierto es que no se puede confundir Pedagogía con Andragogía, aunque su finalidad sea la misma, ya que en su ámbito de aplicación difieren sustancialmente; pero en la práctica, como ha señalado nuestra distinguida tutora Dra. Sara Montenegro,  muchas veces nos encontramos con alumnos “adultos medianos” y “adultos mayores” en un mismo salón de clase junto con adolescentes y jóvenes. En mi opinión, los “facilitadores” tenemos la gran responsabilidad de confrontar éstas dos realidades y compatibilizar la perspectiva académica de cada lado, integrando las expectativas de ésta heterogeneidad  con la práctica de un magisterio científico.
Los escenarios en los cuales se debe aplicar criterios andragógicos son múltiples, lo cual implica por tanto, una nueva actitud del docente frente al problema educativo. Tal como señala Freire "Mientras más reflexiona el hombre sobre la realidad, sobre su situación concreta, mas emerge plenamente consciente comprometido, listo a intervenir en la realidad para cambiarla".
Quienes hemos llevado a cabo procesos educativos con personas mayores, lo sabemos; el adulto mediano o mayor es más reflexivo y crítico de su educación en relación con su realidad individual, requiere que se le explique el porqué de su aprendizaje y cómo es que esto le va a ayudar en su proyecto de vida, su participación es más destacada debido a la experiencia que le asiste, es más consciente de su responsabilidad como alumno, son menos tolerantes y más sensibles que sus pares adolescentes.
2.     EL ANÁLISIS CENTRAL

La función Pedagógica consiste en estimular, ejercitar, corregir y vigilar la conducta del niño/adolescente. Está predestinada a estimular y profundizar su interés en el proceso de enseñanza - aprendizaje para que éste tenga resultados efectivos. En su aspecto informativo desarrolla sus capacidades y habilidades potenciales. También forma en el hábito y actitudes deseables. Además, canaliza sus instintos, sus reacciones y sus emociones. El papel del proceso pedagógico es formar la personalidad del niño y del adolescente, a través del conocimiento y el ejemplo.
 La función Andragógica desempeña una misión diferente. No tiene que provocar precisamente intereses, motivaciones o necesidades que ya el adulto ya tiene.
•Primera Fase: es consolidar, mantener y enriquecer esos intereses para abrirle nuevas perspectivas de vida profesional, cultural, social.
•Segunda Fase: es de orientación, pues, ni aún al analfabeto se le puede guiar como se hace con el niño para mostrar al adulto, nuevos rumbos, de carácter productivo y promover en él la idea de que en toda colectividad humana prevalece el conocimiento.
•Tercera Fase: es actualizar al adulto, renovar sus conocimientos para que continúe aprendiendo, investigando, reformando conceptos y enriqueciendo su vida cultural científica y tecnológica.
•Cuarta Fase: es la proyección humana, que consiste en interpretar las variables de lo que fuimos, somos y seremos, entre las que se conjuga la esencia misma del hombre.

En la actividad andragógica, desaparece la diferencia marcada entre educado y educando. Ambos son adultos con experiencias, igualados en el proceso dinámico de la sociedad. El tradicional concepto de uno que enseña y otro que aprende uno que sabe y otro que ignora, teóricamente deja de existir en la actividad andragógica para traducirse en una acción reciproca donde muchas veces el profesor el que aprende

Esta se hace presente en la actividad andragógica en cuanto el adulto posee elementos de juicio para reflexionar en sus justos términos sobre los contenidos que se le suministran.

Metodología Pedagógica: La Pedagogía tiene a su dispone de un conjunto de métodos que con continuidad usa para poner en práctica el proceso relacionado con la enseñanza de niños y adolescentes al cual se denomina métodos didácticos. Estos métodos de dirección del aprendizaje se fundamentan en las características del crecimiento, desarrollo y madurez mental del ser humano, en las dos etapas mencionadas de su existencia. Lo anterior permite afirmar que los métodos didácticos utilizados para educar al hombre en su niñez y adolescencia, se fundamentan en el nivel de maduración psicológica que a medida que pasa el tiempo van logrando paralelamente a sus desarrollos bio-fisiológico. La metodología pedagógica considera las etapas sucesivas del desarrollo y se adecúa a las experiencias de las personas a quienes se desea educar. Por ejemplo: a un niño de tres años de edad, es imposible enseñarle las operaciones fundamentales de la aritmética.

Metodología Andragógica:  La metodología del aprendizaje del adulto, se puede ubicar dentro de un campo concreto concerniente a la forma de proyectar, gestionar y regentar la praxis educativa de los adultos, resaltando aquellos aspectos que además de propugnar el proceso orientación-aprendizaje contribuyan a enriquecer los conocimientos generales o profesionales del participante adulto mediante el auto-aprendizaje. Lo examinado induce a afirmar que la Metodología Pedagógica y la Metodología Andragógica se basan en principios psicológicos disímiles. Los métodos utilizados para enseñar a niños y adolescentes se fundamentan en los grados de maduración que aparecen en los períodos sucesivos correspondientes a sus desarrollos. Cuando la persona logra la adultez, es decir, la edad cronológica que le permite tomar decisiones y tener conciencia de sus deberes, derechos y responsabilidades, la metodología apropiada a su proceso de aprendizaje toma en cuenta su correspondiente estado de madurez.

Evaluación Pedagógica: La evaluación objetiva del aprendizaje del niño y del adolescente la desempeña el pedagogo, para lograr las metas y objetivos educativos que proponen el Estado y la sociedad a las nuevas generaciones en los diseños curriculares correspondientes.
La actividad de evaluación del aprendizaje de los niños y adolescentes se podría utilizar como autoevaluación y evaluación del docente; este proceso de tipo unidireccional, se fundamenta en el rendimiento académico y la actitud conductual. La cuantificación de los resultados obtenidos determinarán las fortalezas o debilidades de quienes transmiten los aprendizajes.
Por lo general, la evaluación de niños y adolescentes es un instrumento con el cual el pedagogo puede demostrar a los organismos de dirección y supervisión la efectividad de su ejercicio profesional. La evaluación correspondiente demostrará si lo planificado y programado fue útil para lograr una determinada conducta y si la metodología empleada fue pertinente para el aprendizaje de los contenidos programáticos.

Evaluación Andragógica: En el transcurso de su proceso educativo, los adultos pueden intervenir en las actividades de planificación, programación, administración y evaluación de sus aprendizajes. El adulto normal, desempeñándose como aprendiz, está en capacidad de dirigir su educación sin recurrir a la acción supervisora de otro adulto.

3.     ESTADÍSTICAS
En nuestro país, de acuerdo con el INEI el nivel educativo en la población adulta de 25 a 24 años ha variado del 2005 al 2010 del 10.3% al 11% y en relación a los adultos de 35 a 64 años la variación ha sido del 9.4% al 10.2%.

Complementariamente algunos datos con respecto a la población matriculada, considerada como una tasa de cobertura por grupo de edades. Señalaré que de 0 a 2 años  ha bajado del 4% en el 2005 al 2.2% en el 2010. De 3 a 5 años subió del 66.8% al 77%, de 6 a 11 años subió del 96% al 97.9%, de 12 a 16 años subió del 86.6% al 91.5% y de 17 a 21 años subió del 49.9% al 58.8% del 2005 al 2010.
Como vemos, frente a este importante porcentaje de adultos medianos de nuestra realidad,  en proceso de acceder a su legítimo derecho a la educación, es imprescindible tener mayor responsabilidad social de parte de gobernantes y encargados de cumplir los programas educativos plasmados en los planes y políticas educativas, los mismos que deben considerar las marcadas diferencias pedagógicas y andragógicas que nuestra realidad exige.

4.     EN CONCLUSIÓN
Son muchas las posibilidades que los docentes tenemos la obligación de considerar cuando desarrollamos el magisterio de nuestras clases; pero es específicamente en las marcadas diferencias que hemos establecido entre la enseñanza a un niño o adolescente y a un adulto mediano o mayor, donde se debe hacer especial incidencia. El andragógo que es el facilitador del proceso; que es el que viabiliza las interacciones interpersonales y organiza la actividad educativa, debe ser, además consultor, transmisor de informaciones, agente de cambio, tutor; es ahí en donde debemos esforzarnos para hacer que este proceso se realice con éxito; pero sobretodo considerar que el aprendizaje adulto se fomenta mediante conductas y actividades de formación en las que se demuestre respeto, confianza y preocupación por el que aprende.

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