Pedagogía y Andragogía
jueves, 23 de agosto de 2012
martes, 14 de agosto de 2012
Ensayo sobre Pedagogía en relación con la Andragogía
1.
CUESTIONES PREVIAS
Cierto es que no se puede confundir Pedagogía con
Andragogía, aunque su finalidad sea la misma, ya que en su ámbito de aplicación
difieren sustancialmente; pero en la práctica, como ha señalado nuestra
distinguida tutora Dra. Sara Montenegro,
muchas veces nos encontramos con alumnos “adultos medianos” y “adultos
mayores” en un mismo salón de clase junto con adolescentes y jóvenes. En mi
opinión, los “facilitadores” tenemos la gran responsabilidad de confrontar
éstas dos realidades y compatibilizar la perspectiva académica de cada lado, integrando
las expectativas de ésta heterogeneidad con
la práctica de un magisterio científico.
Los escenarios en los cuales se debe aplicar criterios
andragógicos son múltiples, lo cual implica por tanto, una nueva actitud del docente
frente al problema educativo. Tal como señala Freire "Mientras más
reflexiona el hombre sobre la realidad, sobre su situación concreta, mas emerge
plenamente consciente comprometido, listo a intervenir en la realidad para
cambiarla".
Quienes hemos llevado a cabo procesos educativos con
personas mayores, lo sabemos; el adulto mediano o mayor es más reflexivo y
crítico de su educación en relación con su realidad individual, requiere que se
le explique el porqué de su aprendizaje y cómo es que esto le va a ayudar en su
proyecto de vida, su participación es más destacada debido a la experiencia que
le asiste, es más consciente de su responsabilidad como alumno, son menos
tolerantes y más sensibles que sus pares adolescentes.
2.
EL ANÁLISIS CENTRAL
La función Pedagógica
consiste en estimular, ejercitar, corregir y vigilar la conducta del niño/adolescente.
Está predestinada a estimular y profundizar su interés en el proceso de
enseñanza - aprendizaje para que éste tenga resultados efectivos. En su aspecto
informativo desarrolla sus capacidades y habilidades potenciales. También forma
en el hábito y actitudes deseables. Además, canaliza sus instintos, sus
reacciones y sus emociones. El papel del proceso pedagógico es formar la
personalidad del niño y del adolescente, a través del conocimiento y el ejemplo.
La función Andragógica desempeña una
misión diferente. No tiene que provocar precisamente intereses, motivaciones o
necesidades que ya el adulto ya tiene.
•Primera Fase: es consolidar, mantener y enriquecer esos
intereses para abrirle nuevas perspectivas de vida profesional, cultural,
social.
•Segunda Fase: es de orientación, pues, ni aún al analfabeto
se le puede guiar como se hace con el niño para mostrar al adulto, nuevos
rumbos, de carácter productivo y promover en él la idea de que en toda
colectividad humana prevalece el conocimiento.
•Tercera Fase: es actualizar al adulto, renovar sus
conocimientos para que continúe aprendiendo, investigando, reformando conceptos
y enriqueciendo su vida cultural científica y tecnológica.
•Cuarta Fase: es la proyección humana, que consiste en
interpretar las variables de lo que fuimos, somos y seremos, entre las que se
conjuga la esencia misma del hombre.
En la actividad andragógica,
desaparece la diferencia marcada entre educado y educando. Ambos son adultos
con experiencias, igualados en el proceso dinámico de la sociedad. El
tradicional concepto de uno que enseña y otro que aprende uno que sabe y otro
que ignora, teóricamente deja de existir en la actividad andragógica para
traducirse en una acción reciproca donde muchas veces el profesor el que
aprende
Esta se hace presente en la
actividad andragógica en cuanto el adulto posee elementos de juicio para
reflexionar en sus justos términos sobre los contenidos que se le suministran.
Metodología Pedagógica: La Pedagogía
tiene a su dispone de un conjunto de métodos que con continuidad usa para poner
en práctica el proceso relacionado con la enseñanza de niños y adolescentes al
cual se denomina métodos didácticos. Estos métodos de dirección del aprendizaje
se fundamentan en las características del crecimiento, desarrollo y madurez
mental del ser humano, en las dos etapas mencionadas de su existencia. Lo
anterior permite afirmar que los métodos didácticos utilizados para educar al
hombre en su niñez y adolescencia, se fundamentan en el nivel de maduración
psicológica que a medida que pasa el tiempo van logrando paralelamente a sus
desarrollos bio-fisiológico. La metodología pedagógica considera las etapas
sucesivas del desarrollo y se adecúa a las experiencias de las personas a
quienes se desea educar. Por ejemplo: a un niño de tres años de edad, es
imposible enseñarle las operaciones fundamentales de la aritmética.
Metodología Andragógica: La metodología del aprendizaje del adulto, se
puede ubicar dentro de un campo concreto concerniente a la forma de proyectar, gestionar
y regentar la praxis educativa de los adultos, resaltando aquellos aspectos que
además de propugnar el proceso orientación-aprendizaje contribuyan a enriquecer
los conocimientos generales o profesionales del participante adulto mediante el
auto-aprendizaje. Lo examinado induce a afirmar que la Metodología Pedagógica y
la Metodología Andragógica se basan en principios psicológicos disímiles. Los
métodos utilizados para enseñar a niños y adolescentes se fundamentan en los
grados de maduración que aparecen en los períodos sucesivos correspondientes a
sus desarrollos. Cuando la persona logra la adultez, es decir, la edad cronológica
que le permite tomar decisiones y tener conciencia de sus deberes, derechos y
responsabilidades, la metodología apropiada a su proceso de aprendizaje toma en
cuenta su correspondiente estado de madurez.
Evaluación Pedagógica: La evaluación
objetiva del aprendizaje del niño y del adolescente la desempeña el pedagogo,
para lograr las metas y objetivos educativos que proponen el Estado y la
sociedad a las nuevas generaciones en los diseños curriculares
correspondientes.
La actividad de evaluación del aprendizaje
de los niños y adolescentes se podría utilizar como autoevaluación y evaluación
del docente; este proceso de tipo unidireccional, se fundamenta en el
rendimiento académico y la actitud conductual. La cuantificación de los
resultados obtenidos determinarán las fortalezas o debilidades de quienes
transmiten los aprendizajes.
Por lo general, la evaluación de
niños y adolescentes es un instrumento con el cual el pedagogo puede demostrar
a los organismos de dirección y supervisión la efectividad de su ejercicio
profesional. La evaluación correspondiente demostrará si lo planificado y
programado fue útil para lograr una determinada conducta y si la metodología
empleada fue pertinente para el aprendizaje de los contenidos programáticos.
Evaluación Andragógica: En el
transcurso de su proceso educativo, los adultos pueden intervenir en las
actividades de planificación, programación, administración y evaluación de sus
aprendizajes. El adulto normal, desempeñándose como aprendiz, está en capacidad
de dirigir su educación sin recurrir a la acción supervisora de otro adulto.
3.
ESTADÍSTICAS
En nuestro país, de acuerdo con
el INEI el nivel educativo en la población adulta de 25 a 24 años ha variado
del 2005 al 2010 del 10.3% al 11% y en relación a los adultos de 35 a 64 años
la variación ha sido del 9.4% al 10.2%.
Complementariamente algunos datos
con respecto a la población matriculada, considerada como una tasa de cobertura
por grupo de edades. Señalaré que de 0 a 2 años
ha bajado del 4% en el 2005 al 2.2% en el 2010. De 3 a 5 años subió del
66.8% al 77%, de 6 a 11 años subió del 96% al 97.9%, de 12 a 16 años subió del
86.6% al 91.5% y de 17 a 21 años subió del 49.9% al 58.8% del 2005 al 2010.
Como vemos, frente a este
importante porcentaje de adultos medianos de nuestra realidad, en proceso de acceder a su legítimo derecho a
la educación, es imprescindible tener mayor responsabilidad social de parte de gobernantes
y encargados de cumplir los programas educativos plasmados en los planes y
políticas educativas, los mismos que deben considerar las marcadas diferencias
pedagógicas y andragógicas que nuestra realidad exige.
4.
EN CONCLUSIÓN
Son muchas las posibilidades que
los docentes tenemos la obligación de considerar cuando desarrollamos el magisterio
de nuestras clases; pero es específicamente en las marcadas diferencias que
hemos establecido entre la enseñanza a un niño o adolescente y a un adulto
mediano o mayor, donde se debe hacer especial incidencia. El andragógo que es
el facilitador del proceso; que es el que viabiliza las interacciones
interpersonales y organiza la actividad educativa, debe ser, además consultor,
transmisor de informaciones, agente de cambio, tutor; es ahí en donde debemos
esforzarnos para hacer que este proceso se realice con éxito; pero sobretodo considerar
que el aprendizaje adulto se fomenta mediante conductas y actividades de
formación en las que se demuestre respeto, confianza y preocupación por el que
aprende.
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